Relaciones Entre Educación Ambiental y Neuroeducación

En este post analizamos las relaciones entre educación ambiental y neuroeducación. La educación ambiental y la neuroeducación guardan una relación muy marcada, pues ambas se presentan como una alternativa comprobada a las estrategias de aprendizaje regulares que a lo largo de la historia nos han acompañado. Hay etapas de desarrollo en las que la educación ambiental es básica para el desarrollo del cerebro del niño, como se plantea en el libro «Neuroeducación para el éxito» del sociólogo brasileño Waldemar de Gregori.

Por un lado, la educación ambiental es una metodología en la que las personas adquieren familiaridad con su entorno y aseguran el aprendizaje, las habilidades, los valores, las experiencias y la pasión, lo que les permitirá actuar de manera separada y conjunta para atender los problemas ambientales presentes y futuros. Es el estudio de las relaciones e interacciones entre los sistemas naturales y humanos. En resumen, se proporciona educación ambiental para que las personas puedan tener una mejor comprensión del mundo que les rodea y saber cómo cuidarlo adecuadamente para que el mundo pueda ser un lugar mejor.

Por el otro lado, la neuroeducación es la ciencia que estudia cómo aprende el cerebro y cómo se procesa la información en el sistema nervioso central. A través de la neuroeducación, es posible identificar los elementos que favorecen u obstaculizan la adquisición de conocimiento en el cerebro. El cerebro humano contiene conexiones neuronales, que son estructuras capaces de capturar información a través de estímulos del medio ambiente. El papel de la neuroeducación en el aula es ayudar al educador a repensar cómo enseñar y cómo cada niño recibe y procesa estos estímulos ambientales.

Teniendo esto claro podríamos pensar: ¿Qué relaciones existen entre la educación ambiental y la neuroeducación?

relaciones entre educación ambiental y neuroeducación: redes

La Educación Ambiental Despierta Emociones Relacionadas Con La Neuroeducación

Sabemos que una de las características esenciales de la educación ambiental es que el contacto con el medio ambiente despierta la imaginación y el entusiasmo de los estudiantes, allí ingresa también la neuroeducación, pues sus estudios también están focalizados en el desarrollo de las emociones y las habilidades. Esto se ve dirigido a la

Ambas Fundamentan Sus Pilares En La Investigación

La investigación nos ayuda a encontrar relaciones entre educación ambiental y neuroeducación. Si bien la neuroeducación busca determinar de qué manera el cerebro interpreta la información y cómo podemos aplicar esto en la educación, la educación ambiental por su lado centra sus estrategias de aprendizaje en el concepto dirigido y autosuficiente.

Si pensamos un poco, existe una línea muy puntual en este proceso. La neuroeducación investiga estrategias de aprendizaje más eficaces y con especial enfoque en las emociones y habilidades provenientes del estudio. Estas estrategias son aplicadas en la educación ambiental, pues su dinamismo tiende generar esos efectos puntuales durante el desarrollo de las actividades.

La Neuroeducación Procura Exteriorizar Las Estrategias De Aprendizaje

Esto lo podemos observar claramente en ambas ramas. La neuroeducación concluye que idealmente la educación en el aula también debe combinarse con actividades fuera de ellas, pues estas tienen un factor psicológico determinante en la influencia pragmática del aprendizaje. En la educación ambiental se pretende propiciar el intercambio de acciones con el medio ambiente, pues se ha podido comprobar que estas despiertan mayor interés en los estudiantes y a su vez facilita la interconexión con los compañeros y seres vivos.

La Naturaleza Es Determinante Para El Cerebro

El esquema genético por sí solo no forma la capacidad de aprendizaje de una persona; la predisposición genética interactúa con las influencias ambientales en todos los niveles. Por ejemplo, los genes pueden activarse y desactivarse por factores ambientales como la dieta, la exposición a toxinas y las interacciones sociales. La neuroeducación tiene el potencial de ayudarnos a activar o desactivar estas predisposiciones genéticas que se manifiestan en el cerebro de cada individuo, y cómo estas predisposiciones (naturaleza) pueden construirse a través de la educación y la educación (crianza).

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La Inteligencia Social Y Emocional

En los últimos 10 años, ha habido una explosión de interés en el rol de las habilidades y características emocionales al contribuir al éxito en todos los aspectos de la vida. En particular, el concepto de Inteligencia Emocional ha ganado amplio reconocimiento. El daño cerebral pre-frontal en los niños afecta el comportamiento social y causa insensibilidad a la aceptación, aprobación o rechazo social. Estas áreas cerebrales procesan las emociones sociales como la vergüenza, la compasión y la envidia. Además, tal daño afecta la toma de decisiones tanto cognitivas como sociales en contextos del mundo real. Allí se presenta la educación ambiental como una herramienta bastante eficaz que facilita la relación social y emocional de una persona.

La Atención Se Promueve

La atención es un mecanismo vital a través del cual un estudiante puede seleccionar activamente aspectos particulares de su entorno para seguir aprendiendo. Las funciones ejecutivas incluyen la capacidad de inhibir información o respuestas no deseadas, planear con anticipación una secuencia de pasos o acciones mentales, y retener información relevante y cambiante de la tarea por breves períodos (memoria de trabajo). Al igual que la atención, las habilidades de funciones ejecutivas proporcionan una plataforma crítica para la adquisición de conocimientos y habilidades específicas de dominio en un contexto educativo. Precisamente este aspecto es promovido por la neuroeducación pero casi siempre es una problemática recurrente en las aulas de clase, pues a los niños necesariamente hay que motivarlos para que busquen aprender. La educación ambiental, mediante su amplia gama de estrategias de enseñanza, despierta con mayor facilidad esa motivación en ellos.

Finalmente, las implicaciones entre una rama y la otra son bastante interesantes y están muy relacionadas entre sí, sin saberlo, la educación ambiental fundamenta sus ideales en una buena parte de la estructura de la neuroeducación. Allí radica la importancia de diseñar estrategias instruccionales que propicien a la experiencia un rol fundamental en la educación, y le den un sentido más grande al desarrollo de destrezas en el aula.

Tener estudiantes comprometidos es el objetivo, y una correcta aplicación de estas dos ramas ofrece un resultado excepcional, especialmente en el mundo en que vivimos actualmente, donde la tecnología está avanzando rápidamente. El beneficio de ambas es bastante claro, el desarrollo de actividades basadas en el arte y la exposición al medio ambiente genera cambios positivos en el cerebro despertando la creatividad y la voluntad de dar un paso al frente para descubrir.

En próximas entradas seguiremos explorando las relaciones entre educación ambiental y neuroeducación. Pensamos que el conocimiento del desarrollo del cerebro y las habilidades cognitivas nos tienen que servir para darnos cuenta del tipo de actividades más adecuadas para promover un aprendizaje eficaz.