La educación ambiental tiene una gran relación con la cultura popular y es lo que queremos

mostrar en esta serie de entradas del blog de Explora Natura. 

 

Comenzamos esta serie de reportajes sobre educación ambiental y la cultura popular y la magnífica obra de Antonio Pestana llamada “Las Aves Ibéricas en la Cultura Popular”. Esta fantástica recopilación de dichos, refranes y chascarrillos fue publicada por la editorial Tundra. Pronto se verá complementada con una segunda parte que el autor tiene muy avanzada.

Comenzamos con una de las aves más emblemáticas de las estepas andaluzas, la perdiz roja.

Esta curiosa ave, tiene la costumbre de perderse y camuflarse entre la vegetación, por poco que alce, en menos que canta un gallo. Es probable que su nombre provenga de esta curiosa y necesaria habilidad: «perdiz» o «pájaro perdiz» que puede ser que venga de perderse, pájaro que se pierde.

perdiz camuflada educación ambiental

A pesar de sus colores son vivos, con su pico, patas y anillo ocular de marcado color rojo intenso, consigue desaparecer como por arte de magia. Se agacha y su pardo plumaje se alía con ella para que no se pueda distinguir de la maleza que la rodea.
Otra de sus grandes capacidades es la característica de correr rápidamente. Esta cualidad, que no  pasa desapercibida para la gente que la observa desde la antigüedad entre los campos, se denomina «apeonar», y de ahí viene el dicho «correr más que un perdigón». Este es el  nombre con el que se conoce a sus pollos.
perdiz camuflada en la estepa educación ambiental

Los machos, rompen con su característico canto el silencio por las mañanas y por las tardes. En la cultura popular se han hecho a lo largo de la historia algunas onomatopeyas con su sonido de reclamo, diciendo que cuando cantan las perdices dicen:

«Cuarenta tajás, cuarenta tajás, cuarenta tajás…»

O bien, cuando el pájaro preso en su jaula y cómplice de su amo, atrae a sus congéneres salvajes entre las estacas de olivos hacia la trampa mortal:

«Por esta estacá, por esta estacá, por esta estacá…»
Creemos importante que la educación ambiental se aprenda a través de la cultura popular que ha sido muy abundante ante este pájaro. Tiene sentido porque  desde siempre ha sido muy codiciado, siendo protagonistas de poesías, canciones, leyendas, historias. Pero yo me quedo con un cuento, «La Perdiz de las Ánimas».

La perdiz de las Ánimas

Existe un cuento muy antiguo de un cazador muy devoto de las ánimas del purgatorio pero de muy desgraciada puntería. Una vez, yendo de caza, acertó a encontrar a tiro dos perdices juntas paradas. A tan agradable vista, dijo echándose a la cara la escopeta:

 

– Ánimas benditas, si mato a las dos, una será para vosotras.

 

Esto dicho, disparó; mató una, y viendo a la otra escapar incólume, exclamó:

 

– ¡Vaya un paso que lleva la perdiz de las ánimas!”

 

Este cuento se cuenta sustituyendo la perdiz por el conejo, que es su versión original, titulándose “el conejo de las ánimas”, lo que ocurre es que en algunos lugares se ha cambiado el mamífero por el ave.

 

“Morena, si te pillara

donde cantan las perdices…

¡A ver si allí me negabas

     la palabra que me diste!”